EL MERCADEO DE LA POBREZA.

Moda (y ofensa) de lujo para la miseria de Haití.




Insultante. Inhumano. Atroz. Indignante. Humillante. Terrible. Intolerable. Cruel. Hemos perdido absolutamente el norte, la coherencia y la dignidad. Si yo pudiera prohibir algo, prohibiría esto, me saltaría con absoluta tranquilidad la necesaria libertad de expresión, porque si esta campaña expresa algo, es simplemente asco. Donna Karan es portadora del insulto a la dignidad humana con su campaña publicitaria. Esta es mi reflexión. No me cabe el asombro en el cuerpo. Es inadmisible que las desgracia humana pueda ser utilizada como fondo de una campaña publicitaria que está en las antípodas de la mirada que esos rostros en segundo plano reflejan. Ellos deberían ser el primer plano. Esta campaña carece de solidaridad y tiene como fin el mercadeo de la pobreza, la utilización de su realidad con fines lucrativos. Usted como empresaria, como promotora e impulsora de esta campaña, Sra Karan, me parece un auténtico desatino. Sólo su declaración de imbécil me haría más llevadera semejante atrocidad. Y así todo, mi asombro no disminuiría. Alucinante. Usted es el paradigma de la falsa conciencia que, por desgracia, no es infrecuente. ¡Qué mundo por Dios! No puedo salir de mi absoluto e indignado cabreo.

CHLOE ARIDJIS



Chloe Aridjis nació en Nueva York. Creció en Países Bajos y México D.F. Estudió en Harvard y Oxford. Su tesis doctoral versa sobre «La magia y lo fantástico literario en la Francia del siglo XIX», publicada en español en 2005 en FCE. Tras vivir cinco años en Berlín, reside actualmente en Londres. Su primera novela, Book of Clouds ha cosechado un gran éxito por parte de la critica internacional y ha sido traducido en ocho países y ha obtenido el Premio de Mejor Primera Novela Extranjera en Francia.



"Así fue como me sumé a una de las numerosas migraciones que ha habido en dirección a Berlín, teniendo que sobrellevar los altibajos propios de mi inminente treinteañez…"

Editorial Funambulista

Hay ciudades que son imanes. Hay paisajes que necesitan ser habitados a pesar del dolor que cada una de sus estancias es. Así es Berlin para Tatiana, la protagonista de esta novela. Punto de inflexión. Un avance desde el retroceso. Evolución. Poesía. Absoluta soledad. Instinto. Nube. Se mezclan demasiadas cosas en ese Berlín en el que Tatiana sobrevive. Los fantasmas del pasado habitan firmes incluso en la desmemoria, permanecen  ávidos de hacerse notar en cualquier rostro, en determinado gesto, en una pared, olor o sonido. Tatiana se mueve entre ellos; entre los fantasmas que la ciudad habita, en ellos, el miedo, la soledad, la incertidumbre. Amalgama de recuerdos, de límites que necesitan ser atravesados. Dejarse arrasar por la ciudad será la forma en que Tatiana despierte a su vida, a sus sentidos, al desmoronamiento de su alma. El libro de las nubes es la narración de un exilio. No suele haber mucha distancia entre las nubes y las sombras, entre los deseos y aquello que nos quiere aplastar. La mirada de Tatiana es magnífica ante el encuentro del otro, sombría y mágica. Personalidad abrumada, institiva y valiente. El libro de las nubes es la ideación de la realidad que nos agobia. Es la verdad que toda soledad contiene. La necesidad de desasirse de uno mismo. Tatiana es Berlín.

OBSERVANDO

Henri Cartier-Bresson.

No he escrito nada, eso no implica que no haya estado frente a los hechos; la situación actual tiene un tal nivel de incertidumbre y crispación, que sería imposible ignorar la realidad, pensar que no nos repercute, y mucho menos, que no estamos directamente implicados en ella. 

He observado. También he desconectado de lo harta que me tenía la realidad. En estos días me limito a recibir información, a intentar colocar lo nuevo como adecuado, lo que está por venir como la salida posible. Y sin embargo, sé que no las tengo todas conmigo. Desconfío tremendamente de la realidad. ¿Será esto la necesaria consecuencia de no ser capaz de mezclarme con los demás, de llevar a cabo la defensa de un grupo o determinada opción y sentirme totalmente identificada con él? Siempre ha sido así. Soy persona (nunca individuo) antes que grupo. Y cuando una opción me ha parecido adecuada, inmediatamente, comienzo a desconfiar. No soporto la pérdida de la honestidad, la necesidad de imponer tu criterio por encima del de los demás, la necesidad de legislar o dejar de hacerlo para corromper la libertad de los demás. Y los grupos, sinceramente, tienden a esto; a imponerse, a ser sectarios, a olvidar el yo en pos de un nos que no respeta a la persona.
Personalmente creo que el aborto es una aberración, pero también sé que mi opción no ha de limitar la de los demás, seres libres como yo. Creo que la ley del aborto no implica que la gente quiera abortar, al igual que que la ley del divorcio no implica que las personas se quieran divorciar. Sólo son una herramienta. Creo que la piedra de toque está en la educación, la sólida educación y la edificación de una verdadera sociedad del bienestar, en la información veraz sobre lo que es la verdad de un aborto. Sólo ellas serán opciones  eficacies para que esa ley del aborto sea realmente inusual. Acercarse a la verdad de las cosas es el primer principio. Para conseguir que la ley del aborto sea innecesaria, una ley inútil. hemos de empezar a trabajar de otro modo; sobre la realidad tal cual de presenta, sobre el exacto porqué de una mujer que ve como salida a su vida la práctica de un aborto. La realidad del aborto es todo menos sencilla. Esta es mi perspectiva, una convocatoria de este tipo me parece cuanto menos, simplista. No puede ser que la abolición de una ley dependa de la buena intención de 30 personas. La libertad de las personas, tomar la decisión acertada o equivocarse depende de elementos más complejos. La libertad y su ejerecicio no pueden ser anuladas por una sociedad paternalista y dirigida... es entonces cuando la libertad dejaría de ser  lo que es: pura responsabilidad.

Concentración ante Moncloa para que se derogue la Ley del Aborto